Mientras cuida con esmero los brotes de sus árboles y alimenta a los animales que cría, queda claro que Carolina Torrico, de voz suave, está orgullosa de su trabajo. Con los ojos brillantes que se asoman por debajo de su sombrero de ala plana, Carolina riega sus árboles de duraznos y manzanos y muestra sus preciados conejitos.
Hace tres años, Carolina se mudó al pequeño pueblo de Monte Monte, en este tranquilo y apartado valle de la zona rural de Bolivia.
“Vivía en una comunidad cercana, luego me casé y me mudé a Monte Monte”, dice Carolina. “Pero aquí no había agua”.
Cada día, Carolina tenía que salir de casa a las cinco o seis de la mañana para ir andando al pueblo vecino y llenar un cubo de 20 litros de agua. Sus dos hijas pequeñas la acompañaban y la ayudaban acarreando agua en botellas más pequeñas. Juntas tenían que recoger agua cada día para beber, bañarse y cocinar, pero también para regar los árboles de la familia y dársela a los animales.
"Si necesitaba más agua ese día, tenía que volver", dijo. "A menudo tenía que ir a buscar agua varias veces al día para regar mis árboles de duraznos y manzanos".

A pesar de tanto esfuerzo para recoger esta agua, aún no era segura para beber, y Carolina dice que a veces el agua enfermaba a sus hijas.
Carolina y otras personas de Monte Monte estaban decididas a tener una fuente de agua potable para su propio pueblo. Caminaron hasta la oficina del alcalde en su distrito de Arani (un viaje de varios kilómetros por caminos polvorientos de montaña) para decirle que su comunidad necesitaba agua. Como Carolina estaba a la vanguardia de la promoción del agua potable para Monte Monte, el pueblo la eligió como secretaria del comité de agua que supervisaría esta iniciativa.
"Fue un puesto que no pude rechazar", dijo Carolina.

Con el apoyo del gobierno del distrito y de Water For People, Monte Monte planeó la instalación de un nuevo sistema de agua. Desde que se completó, Carolina y las otras 12 familias de la comunidad tienen agua siempre que la necesitan: ya no pierden horas caminando hasta el pueblo vecino ni pasan días enfermos por beber agua contaminada. Para Carolina y todos los habitantes de Monte Monte, tener una conexión de agua potable en sus hogares ha sido un gran cambio.
"Hay una gran diferencia", afirma. "Ahora es mucho más fácil. Puedo utilizar agua cuando quiero, mis hijas se pueden bañar y puedo dar agua a los animales que crío".
Carolina está especialmente emocionada por ampliar su pequeña granja. Su región es conocida por sus duraznos y ya ha podido regar sus árboles con más frecuencia y traer más productos para vender en los mercados cercanos.
“Mi sueño es hacer crecer mi finca y tener más árboles de durazno en una plantación más grande”, dice Carolina.
El esfuerzo de Carolina para llevar agua a Monte Monte ha dado sus frutos. Su familia está más sana, ha recuperado tiempo cada día y la pequeña granja que tanto ama crece y da de comer a sus hijas. Gracias a su esfuerzo y al de tantas otras personas como ella, todas las familias de su distrito cuentan con servicios de agua fiables y pueden aspirar a un futuro más sano y seguro.
